lunes, 3 de septiembre de 2012


Creí... sí, creí... creí que podríamos conseguirlo, que lograríamos los propósitos que hace un año dejamos pactados... creí en tu palabra y en la mía, en todo lo que nos dijimos el uno al otro... aunque en el fondo siempre supe que no alcanzaríamos nuestra meta. 
¿Y todo por qué? ¿por orgullo? ¿por dolor? ¿por celos? ¿por el cúmulo de sentimientos y pensamientos que nos profesamos mutuamente? 
Diste un paso más y nos lanzaste al acantilado, sentí el viento, la velocidad de la caída y el golpe final, porque no, ya no volveremos a levantarnos, no volveremos a mirarnos ni a pedir perdón, se acabó.

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