Abrió los ojos, pero no pudo ver más allá de la oscuridad que le rodeaba. Tardó unos segundos en darse cuenta de que ya no dormía.
Pero había sido tan real... Había llegado a sentirlo en su propia piel...
Apenas recordaba nada. Vagas notas de un sueño que nunca se haría realidad... Y comenzó a pensar, qué fue eso tan real y tan efímero que en cuestión de segundos había desaparecido de su mente, pero que su cuerpo todavía podía percibir.
Y entre pensamientos difusos y la comodidad de su cama, volvió a sumirse en aquel sueño que horas más tarde seguiría sin discernir, aunque siempre le acompañaría esa agradable sensación al despertar.