Pensó que nada tenía sentido. Era la primera vez que sentía aquello y le pilló por sorpresa. Se dijo a sí misma que no podía ser, pero descubrió, tiempo después, que así era. ¿Cómo después de tantos años, era la primera vez que lo sentía?
Se volvió apática, dio innumerables vueltas en la cama mientras soñaba con esa realidad perdida. Creyó que sería pasajero, que, dentro de un tiempo, todo volvería a la normalidad. ¿Pero qué era lo normal?
Nunca lo supo. Simplemente dejó que la vida la arrastrara como cuando te dejas llevar por las olas del mar. Pero nunca volvió a esa realidad que, en el fondo, anhelaba con todo su ser. ¿Cómo volver a ella? Fue la pregunta que nunca dejó de hacerse, y que también, nunca, consiguió contestar.