Mirando las estrellas, en la azotea de su casa, escuchaba música... aunque su mente estaba muy lejos de allí, pensando en mil cosas a la vez. Tenía ganas de gritar a pleno pulmón, de llorar, sin saber muy bien por qué.
Se encontraba allí, solo. Deseaba poder, algún día, estar allí mismo, con ella... compartiendo risas, miradas, nervios... ambos anhelando que el otro demostrase esas ganas de mirarse a los ojos en un instante de complicidad absoluta tras el que la barrera de la confianza queda traspasada para llegar a un nivel más.